Hoy es 9 de octubre. Quizás aún muy pronto para decir todas las cosas que pude haber aprendido de este proceso electoral que acaba de pasar apenas hace 48 horas. Sin embargo, en estos 2 días mis emociones han sido tantas que siento que han pasado 6 meses ya.
Tenía la ilusión, como muchos, de que existiría un gran cambio en Venezuela para este momento. Confieso que siempre creí en el flaco. En el momento de las primarias, a pesar de su torpeza para dar discursos, voté por él. Sentí que estaba claro en que más que palabras tendría hechos para demostrar lo que había hecho hasta el momento y que el resto de Venezuela se daría cuenta de que sus propuestas tendrían fundamento.
No me imaginé que se iba a terminar convirtiendo en ese gran líder que tanto estábamos esperando. Su proyecto completo me enamoró: una propuesta para cada sector y para cada problema clara, concisa y con los pasos necesarios para lograrla. Su discurso me emocionó ya que sentí que al fin alguien estaba hablando realmente del corazón. Confieso que pensé que realmente iba a ganar. Me lo imaginaba como nuestro Mandela criollo que iba a entrar a unirnos a todos, pues tanto así lo repetía.
Lo que me doy cuenta ahorita es que aunque el país necesita un cambio, quizás muchos de nosotros aún no estamos listos para el flaco. Me doy cuenta de estoy hoy, a 2 días de la derrota. El odio que sale del teclado de las personas es quizás peor del que existía antes. Ahí es donde veo el problema más grande: qué fácil es querer ser tolerante en la victoria y qué difícil es aplicarlo en la derrota.
Es hora de ver más allá de la burbuja y reconocer que Venezuela no está solamente en las ciudades grandes. Venezuela se conoce recorriendo carreteras de tierra y subiendo escalones de concreto. Aquí estamos todos. Una parte que está con Chávez y otra que ahora está con Capriles. Es hora de que los 2 lados nos reconozcamos unos a los otros. No podemos seguir escupiendo odio e intolerancia de nuestras bocas. Sí. Los 2 lados lo hacemos. Podemos acusar mil veces a los demás diciendo que son ellos sin darnos cuenta de que somos culpables de lo mismo.
Tenemos que empezar además a entender al chavismo. No todo el chavismo es gente sin valores que son una cuerda de resentidos al igual que no toda la oposición es gente honesta y transparente. Porque algunos líderes o voceros actúen de una manera no significa que todos sean así. Que la gente haya elegido a Chávez de presidente de nuevo no significa que prefieren la violencia antes que la paz. Significa que creen que Chávez y su gobierno puede resolverles sus problemas. Así no lo haya echo en 14 años, hay que respetar que ellos creen genuinamente en él. Basta de descalificaciones y de odio.
En 3 meses Henrique Capriles hizo todo lo humanamente posible para conquistar a Venezuela. No estoy de acuerdo con él en que la derrota fue suya. Flaco, la derrota también fue nuestra. Claramente no entendimos qué significaba ser tolerante y amar a todos como hermanos. No entendimos que TODOS, absolutamente todos, somos venezolanos y merecemos vivir en este país. No podemos seguir destruyéndonos y tapándonos los oídos para no escuchar.
Yo quiero ser escuchada. Quiero pedirle al presidente que gobierne para mí también. Pero ahora entiendo que tengo que escucharlos a ellos también. Entiendo que no puedo seguir peleando contra algo que no tiene forma de resolverse con gritos. Es por eso que siento que debemos partir de lo que tenemos en común todos para empezar a dialogar: la vinotinto, las arepas, las gaitas, el Miss Venezuela..lo que sea que nos haga comenzar una conversación en paz.
También comprendí que es muy fácil ver todo lo que ocurre desde el televisor o desde twitter. Es muy fácil dejar a otros hacer el trabajo y después decir 'ufff le echamos un cerro.' Entendí que ir a una marcha no es suficiente y que ir a votar es un deber, no es un esfuerzo sobrehumano que hice por el país.
Si queremos cambiar a Venezuela, nuestras acciones deben cambiar. Debemos salir a la calle para enfrentarnos con nuestra realidad. Reventar esa burbuja y empezar a conocer a Venezuela de verdad. Salir a ayudar y a regar ese mensaje del flaco de la tolerancia. Educar, educar, y educar a la gente que siento que lo necesita. Pero entender que yo no soy maestra tampoco y también hay cosas que aprender de ellos. Es una tarea titánica, pero tenemos que hacerlo como venezolanos. Es hora de comenzar la reconciliación que nos pasará de 45% y 55% a un 100% de Venezuela. El camino lo hacemos nosotros. El camino lo hago yo. El camino lo haces tú.
Los invito a ver a mi Venezuela (mi familia) en uno de mis posts, son parte importante y por lo que sigo luchando cada día
Los invito a ver a mi Venezuela (mi familia) en uno de mis posts, son parte importante y por lo que sigo luchando cada día