27 de octubre de 2010

La Venezuela que yo quiero


En mi graduación de la universidad 2006

Como casi todas las personas de mi generación, antes no entendía ni me importaba la política. La verdad, cuando uno es niño, en lo que menos está pensando es en eso. Viviendo en Caracas de pequeña, nos llevaron en varias oportunidades con el colegio a la Asamblea Nacional. Como la mayoría de mis compañeritos, lo que más me emocionaba no era el lugar donde se hacían las leyes, sino tener un día fuera de el colegio. Durante el Golpe de Estado de 1992 casualmente estábamos en Gochilandia, por lo cual no viví el caos que estaba ocurriendo en Caracas. Sin embargo, cuando regresamos a casa, descubrimos que una bala había roto la ventana de nuestra sala, y se había enterrado en la pared. En ese momento, no me imaginaba lo que aquel hecho histórico desencadenaría años después, y cómo el mismo cambiaría por siempre mi vida.

Cuando llegaron las elecciones de 1998, todavía no me interesaba mucho la política. Aunque estaba más grande y podía entender lo que estaba pasando, realmente tenía otras prioridades en mi vida, como cualquier típica niña de 14 años. Toda mi vida había querido estudiar la universidad en Venezuela. Legalmente era extremadamente complicado estudiar una carrera universitaria en este país al graduarse de un colegio americano. Por esa razón, precisamente en el año ’98, me cambié a un colegio venezolano (El Peñón). Años después cuando llegó la hora de graduarme de bachillerato, me vi enfrentada a la irónica situación de tener que irme del país. Era el año 2002 y, gracias a la entrada de Chávez al poder, el país parecía estar encaminado por una vía incierta. Al final, hice mis maletas y me fui a estudiar a la Universidad de Miami (UM). Para ese momento, la política había entrado a mi vida por completo y estaba afectado mis decisiones.

Aún desde el exterior, traté mantenerme activa en cuestión de política venezolana. Fundé UNIVEN, una organización para estudiantes venezolanos en UM, e hicimos varios eventos pequeños en los que llevamos a diferentes personas a hablar sobre la situación política de Venezuela. A pesar de no estar de acuerdo con la política de Chávez, considero que jamás he sido una persona radical. Por mi propia naturaleza como persona, me cuesta demasiado criticar algo sin primero intentar ver el otro punto de vista y tratar de entenderlo. Pienso que siempre es importante tener opiniones de los dos lados y estar consciente que existen varias versiones de la verdad.

Ese pensamiento se fundó en mí aún más después de aquel devastador resultado luego del Referéndum Revocatorio. Ahí comprendí que no estaba viendo la historia completa. De alguna forma me sentí engañada, porque la realidad es que, fraude o no, la oposición en ese momento no era mayoría. A partir de ahí los eventos que hicimos con UNIVEN fueron un poco más equilibrados, tratando de mostrar las dos caras de la moneda. Llevamos a un político de la Florida a dar una charla sobre lo que él había visto errado y sospechoso en esas elecciones. Pero por otro lado, también invitamos a un miembro del Centro Carter a contar su perspectiva sobre lo que él había visto como observador internacional. Era importante para mí que la gente se informara y viera los dos lados logrando que cada uno formara su propia opinión. Todo esto fue causando que, aunque no compartiera ciertas opiniones, tuviese la capacidad de escuchar ambas posiciones.

Lamentándolo mucho la situación en la que vivimos actualmente ha creado mucho odio entre los venezolanos. Mi mensaje al final de todo esto, es que eso no puede continuar. Nosotros tenemos que abrir los ojos y ver las cosas por como son. Hay que conciliar y conseguir una manera de dialogar. No puede ser que exista tanta intolerancia. Cada vez que oigo a alguien de la oposición o del chavismo insultar, o tratar de una manera despectiva al otro bando me llena de una profunda tristeza. Tenemos que entendernos y comprender el punto de vista del otro para que esto no ocurra más.

Hace unos meses recibí unos insultos de una persona adepta al gobierno. Mi respuesta hacia él fue que no existía razón por la cual él debía tratarme así. Al final, soy una persona más con sentimientos y nadie tiene derecho a menospreciarme. Le dije que si él quería convencerme de que yo estaba equivocada, entonces que me enseñara y me explicara por qué era ese el caso. Que sólo educando y dialogando podemos llegar a entendernos. Y es que así debe ser. No podemos convencer a nadie de que tenemos la razón si estamos cegados a los argumentos por los cuales ellos creen que están en lo correcto. Debemos ser inclusivos y dejar de atacar. Que el presidente hable con odio no nos da derecho a nosotros a hablar de la misma manera. Si él no da el ejemplo, entonces tenemos que darlo nosotros. La mejor lucha y la mejor pelea se gana enseñando.

Si queremos realmente lograr un cambio en este país tenemos que empezar siendo el ejemplo y con eso crear nuevas propuestas. Hay que aceptar que en este país estamos divididos por la mitad en cuanto a ideales políticos. Es por eso que es importantísimo que las propuestas y los proyectos que vayan a formar parte del país que todos al final queremos, tengan pedacitos de ideas de ambos lados. Aceptar lo bueno de cada uno y perfeccionarlo, y desechar lo que realmente no sirve y nunca servirá.

La política llegó a nuestra vidas para quedarse. Y si hay algo que a fin de cuentas todos tenemos que agradecerle a Chávez, es que nos despertó. Nos hizo dar cuenta de que el país es de todos nosotros, y que no se puede seguir siendo indiferente. A mí la política me cambió para siempre. Genuinamente creo que en el fondo todos queremos ser parte de lo mismo. Todos podemos tener ideales y maneras de pensar diferentes, pero a la vez, no queremos ser intolerantes, como tampoco queremos que sean intolerantes con nosotros. Todos queremos ser escuchados con respeto; la verdad, nos lo merecemos.

Tengo la fe de que nosotros tenemos la capacidad de unirnos. Tengo la esperanza de que llegará un día en que podamos entendernos y luchar juntos por construir un mejor lugar. Tengo la convicción de que el día llegará en el cual todos podremos ser el cambio que queremos ver en Venezuela.

3 comentarios:

  1. Esa es la actitud! felicidades #paisDeCiudadanos
    @critiquero
    twitter

    ResponderEliminar
  2. Bellisimo Fabi! Bravisima!! No te dejes desmotivar!

    ResponderEliminar
  3. QUE EMOCIONANTE TODO LO QUE ESCRIBES, DEBERIAS HACER UN LIBRO. ME PARECE QUE TIENES MUCHA MADERA. UN BESO
    soy tu prima Marlene giusti el comentario te lo envio desde la cuenta de my yerno

    ResponderEliminar