13 de diciembre de 2010

The Most Wonderful Time of the Year


Santa Fabi 1985

Una de las mejores épocas del año para mi siempre ha sido la Navidad. A pesar de vivir fuera de Venezuela durante muchos años, siempre fue un motivo para regresar y compartir con mi familia. Son muchas las costumbres que año tras año fueron ocurriendo y que poco a poco se convirtieron en tradición.

Por supuesto, cuando uno es niño la Navidad es básicamente sobre los regalos. Todo el año esperando por el famoso regalo del niño Jesús y los regalos de los tíos, primos, y amigos. Solo con tocar el empaque ya sabíamos si de verdad valía la pena abrirlo porque era un juguete. O si, por el contrario, no nos iba a interesar y lo podíamos dejar para después porque, indudablemente, era una franela más. En mi casa teníamos la costumbre de poner un zapato debajo del arbolito para que el Niño Jesús colocara debajo de él nuestro regalo mientras dormíamos. En la mañana corríamos al árbol a buscar nuestro zapato con una emoción indescriptible ansiosos por descubrir si nos habíamos portado lo suficiente bien como para recibir el regalo que habíamos pedido.


Haciendo hallacas 2009

Con el tiempo nos vamos dando cuenta que la navidad se trata menos sobre regalos y más sobre familia. Mi familia es muy particular (como todas) y está llena de personas cariñosas, buenas y especiales. Tengo la gran suerte de que mi familia por parte de papá y de mamá son prácticamente familia entre ellas y siempre celebramos las fiestas juntos. Es por eso que nuestras Navidades son extremadamente numerosas ya que, entre las abuelas, los tíos y los primos, somos más o menos 30 personas. Eso significa que son, aproximadamente ,15 regalos que cada uno de nosotros recibe durante la noche del 24 de diciembre. A estas alturas renunciamos a poner los regalos debajo del arbolito y optamos por subirlos en una mesa; ya no entran en ningún lado.

En años anteriores mi papá se disfrazaba de San Nicolás y aparecía en la noche para repartir los regalos. Con el tiempo se cansó. Esa labor ahora la heredamos 'los primos' y año tras año cambia el repartidor (sin traje de Santa). El problema es que tiene que haber alguien con voz suficiente para hablar por encima de 30 personas súper escandalosas. Es que mi familia es así. Sobrevive el que hable más fuerte o el que tenga la historia más interesante.


Repartiendo regalos

Mientras se reparten los regalos, está mi Tío Javier echando algún cuento por enésima vez. Mi Tía 'Lady Di' hablando sobre el matrimonio de alguna persona de la alcurnia, mi Tía Claudia peleando con algún primo porque no se calla, mi Tía Luza llorando por algún ausente, mi mamá tomando fotos con flashes disparándose sin parar, mi papá devolviendo regalos porque 'ya tiene muchas camisas' (o alguna excusa similar) mientras le dice a algúna tía que se va a caer de culo con el regalo que le compró, Cuchy (la mamá de mi mamá a la que, bajo ninguna circunstancia se le puede decir abuela) tomando un whiskicito, mi abuela Lucero (que es diabética) robándose un pite (una prueba) de algún chocolate a escondidas, y los niños gritando gracias por algún regalo esperando. Los papeles de regalo vuelan de un lado a otro hasta que quedamos hundidos en una montaña de caritas de Santa, bolsitas y cajas. Ahí es cuando todos empezamos a pelearnos por las bolsas de regalo que se pueden usar el año que viene.
Todo esto sucediendo a la vez durante las 3 horas que tardamos en repartir todos los regalos. Mientras tanto las hallacas caseras se están calentando en la cocina, las gaitas están sonando en el fondo y el hielo en el ponche que hace Cuchy o en el whiskicito se va derritiendo. Año tras año se repite más o menos la misma historia. Ésa es nuestra Navidad.


Navidad 2007 con mi abuela Lucero y Cuchy

La verdad es que la Navidad es más especial por quienes la componen que por las cosas que recibimos. Podríamos reunirnos toda la familia y repartir besos, abrazos y te quieros, y sería igual o quizás más especial. Pero también la navidad es una época en donde podemos agradecer a Dios por todas las cosas que nos ha dado durante un año de nuestras vidas. Agradecer que estamos juntos y que tenemos con quien contar. También es una época para dar; damos regalos en los que reconocemos a nuestros familiares y amigos y les demostramos lo importante que son para nosotros. Desde hace aproximadamente 4 años compartimos la tarde del 24 de diciembre con unos ancianos a los que les llevamos comida y regalos. Es gratificante compartir y dar a quienes necesitan de nosotros. Son esos pequeños detalles que ocurren durante esas semanas de diciembre que hacen que la Navidad sea para mi una de las mejores épocas del año.

Les deseo una Feliz Navidad con la gente que más los quiere!

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