1 de junio de 2010

India Parte II: Formando un Hogar


Tragafuegos en el Hotel Hyatt

El shock inicial de mudarnos a la India se nos fue pasando poco a poco. Vivir en una país tan lejano y contrastante no permite mucho tiempo para pensar las cosas: simplemente todo va pasando. La cultura te va envolviendo de golpe, y a uno le toca adaptarse lo más rápido posible. A los pocos meses de llegar nos tocó nuestra primer gran experiencia cultural. Diwali es conocido como el festival de las luces en el cual se celebra el triunfo del bien sobre el mal. Todavía vivíamos en el Hyatt para el momento de este festival y fue ahí donde experimentamos toda la celebración que conlleva esta fecha tan importante para los indios. Nos impresionamos al ver cómo la ciudad había sido preparada pues todo estaba cubierto con collares de flores. Sin embargo, la gran sorpresa no ocurría en el día sino en la noche. Fue imponente escuchar cientos y miles de fuegos artifiales irrumpir sobre el murmullo de la ciudad. Pasaban horas y horas y no dejábamos de escuchar uno tras otro reventar con gran fuerza, hasta dejar el ambiente completamente nublado logrando lo imposible: hacer ver la ciudad aún más contaminada. Nunca en mi vida imaginé que podrían haber tantos fuegos articiales en el cielo.


Autobus cubierto de flores

El Hyatt tenía una excelente fiesta preparada para los huéspedes del hotel. Había una gran demostración pirotécnica, luces de bengala y auténticos tragafuegos, comida tradicional, músicos y bailarines. Realmente resultó ser una experiencia enriquecedora y sobretodo supremamente interesante. Fue la última gran experiencia que vivimos en el Hyatt antes de (al fin) mudarnos a nuestro hogar en Vasant Vihar.


Rajan, Bajardur y mi papá

Una de las cosas que más nos impactó una vez mudados fue el papel que desempeñan los hombres y mujeres en la India. Viniendo de Venezuela, estábamos acostumbrados a tener una empleada que nos ayudara con la limpieza y comida en la casa. Nos llevamos una gran sorpresa al ver que en la India esto es completamente diferente. Las mujeres son las que hacen el trabajo pesado: es común verlas caminando con una montañita de ladrillos en la cabeza, en vía a alguna construcción. Los hombres, por otro lado, son los que hacen el trabajo en casa. En Venezuela teníamos una sola empleada que realizaba todo el trabajo. En la India teníamos casi media docena: el cocinero, el que limpiaba, el que planchaba, el chofer de mi mamá y el chofer de mi papá.

Bajardur era nuestro querídismo cocinero. Afortunamente él había trabajado en una casa de venezolanos en años anteriores y hacía unas arepas dignas de la Casa del Llano en las Mercedes ,con la harina PAN que traíamos de Venezuela. Bajardur cocinaba sabrosísimo y nos hacía de todo tipo de comida. Por supuesto, nuestra comida casera carecía de cualquier ingrediente proveniente de la vaca. Es decir, cero carne, y la leche y mantequilla eran de bufala. Recuerdo que él mismo elaboraba la pasta y nos preparaba varias opciones de salsas caseras para comer. Mi desayuno favorito eran crepes bañadas en azúcar en polvo, preparadas riquísimamente por Bajardur. El era una excelente persona al que le agarramos un cariño inmenso. Tenía cualquier cantidad de hijos, pero eso no le impidió adoptar un niño enfermito que en alguna oportunidad llevó a la casa. Por otro lado, Rayan y Raj eran el que limpiaba y el que planchaba (respectivamente). Eran dos muchachos callados con los cuales no fue mucho lo que compartimos.


Mi hermano con Jan Singh

El chofer de mi mamá se llamaba Raju, y la verdad, no recuerdo casi nada de él. Sin embargo, nuestro grandísimo y queridísimo amigo y compinche era el señor Jan Singh: el chofer de mi papá. Con él entablamos una linda amistad, y fue, probablemente del cual años después más nos costó despedirnos. De hecho, una de las cosas que más recuerdo con tristeza fue esa despedida en la cual fuimos del trayecto del hotel al aeropuerto por última vez llorando todos; incluyendo a Jan Singh. El fue en muchas maneras nuestro guía turístico personal, que nos enseñó una inmensidad de cosas sobre la India y New Delhi y se convirtió en el gran protector de la familia.


En mi cuarto ya en Vasant Vihar


De esa manera fuimos ajustándonos a la India, aprendiendo de su cultura y formando un hogar. Nuestros nuevos amigos y compañeros en casa nos ayudaron inmensamente a entender a aquel país que se abría poco a poco delante de nosotros. Fueron muchas las vivencias y experiencias que tuvimos en aquel mágico lugar y grande el cariño que le tuvimos a quienes fueron testigos de nuestro paso por la India.

Primera parte aquí: Passage to India


2 comentarios:

  1. @fabianap24,
    Gracias por responder tán rápido a las exigencias del sindicato.
    Algunos de tus lectores estamos reviviendo contigo ese maravilloso viaje a la India. Gracias por tan refrescantes líneas. Que siga la saga!

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  2. Siempre logras transmitirnos la mezcla de sentimientos en cada momento vivido, nos involucras en tu historia de tal manera que nos haces reir con la anecdota de Bajardur y las arepas, nos "asfixias" con el exceso de fuegos artificiales del Diwali y nos enterneces con la nostalgia vìa al aeropuerto despidiendote de esa fascinante experiencia de vivir en la India...Gracias por permitirnos conocer un poquito de la India a travès de tus relatos. Pienso igual que @oazambra: tus asiduos lectores esperamos por la zaga de la India II

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