3 de junio de 2011

Familia



Mi familia: video que nos resume a todos. Mi regalo de navidad para ellos en el 2010


Para mi la familia que tenemos (y la que escogemos) es lo más importante que uno puede tener en la vida. Gracias a Dios tengo la suerte de tener una familia maravillosa, divertida, ruidosa y buena. Cada persona en mi familia es un personaje, un cuento y una risa.

Tengo la gran suerte, además, de que mis papás se hicieron novios desde muy chamos y que sus respectivas familias congeniaron tan bien que ahora son familia entre ellas. Si bien la sangre no los hace miembros de la misma familia, el cariño sí. Estoy absolutamente clara de la bendición tan grande que conlleva esto, pues nunca tuvimos que preocuparnos de con quien íbamos a pasar navidades y año nuevo año tras año; siempre pasamos las fechas importantes juntos. Si bien no nos vemos siempre, todos sabemos que contamos el uno con el otro y que en las buenas y en las malas, siempre tenemos un apoyo inmenso a nuestro lado.

Como buena familia italiana, somos un escándalo. En mi familia la ley que predomina es que el que hable más fuerte es quien tiene la palabra. Nos interrumpimos, discutimos, nos reimos; todo en milésimas de segundos. El que entra a la sala de casa de mi abuela por primera vez se sorprende ante tanta bulla y no entiende como alguien puede mantenerle el hilo a 4 conversaciones que ocurren a la vez. Pero ésa es mi familia. Anécdotas hay miles, historias incontables de las cuales se podrían escribir varios libros. Por ahora contaré apenas unos pocos.

Desafortunadamente no pude disfrutar suficiente de mis abuelos ya que murieron cuando estaba aún pequeña, pero por fortuna he podido disfrutar de mis abuelas bastante. Mi abuela Cuchy (la que tiene el iPad) es más jóven que yo. En serio. Es de las primeras personas que se para a bailar en una fiesta y no se sienta hasta que la música no pare; siempre y cuando no paren de servirle su güisquicito en las rocas. En una oportunidad nos bajamos media botella de Something Special entre ella, E. y yo: ella como si nada, nosotros no tanto. Existen pocas personas con un espíritu tan alegre y animado como el de ella y muchos le han preguntado que cual es el secreto. Ella siempre responde: Nada, comer frutas cara'. Nosotros le echamos broma diciéndole que está embalsamada en whisky en vida. A lo que ella responde: Que molleja. Sí, Cuchy es maracucha a mucha honra. Pueden haber pasado más años de los que ella quiera admitir desde que se fue del Zulia, pero no deja de comprar su Panorama los domingos para ver que está pasando en su querida tierra de la Chinita. Hoy en día la tecnología la ha llevado a tener entre sus Bookmarks del iPad su periódico zuliano. No hay nada que le dé más rabia que mi mamá diga que ella es gocha concho! ¿cómo se le ocurre negar su Maracaibo? Cuchy es quizás la persona más coqueta que conozco, a sus sesenta más veintipoquitos años, no puede dejar que la vean sin maquillaje y mucho menos sin sus famosos collares. Cuchy fácilmente tiene más collares, aretes y pulseras que Liz Taylor, anda siempre en plataformas y se la pasa regañándonos diciendo Va'i pue' retocáte un poquito si nos ve sin la boca pintada. Quizás ese es su mayor secreto, mantenerse jóven por fuera para rejuvenercerse por dentro.


Mi abuela Lucero, mi hermano y Cuchy

Por otro lado, mi abuela Lucero es colombiana (por ende el acento de varias personas en el video). Es el miembro de mi familia del cual más nos burlamos todos. Es inevitable, le pasan unas cosas comiquísimas, y quizás lo más gracioso es su reacción ante cada situación. Yo siempre le echo broma diciéndole que mi nombre no es Jaianita como a ella le encanta pronunciarlo. Después de tantos años sigue siendo muy paisa (la región de colomnbia de donde es) y el acento lo lleva en el alma. Las historias de mi abuela se han convertido poco a poco en leyendas urbanas, pero, a pesar de los incrédulos que pueden haber por ahí, soy testigo de que en efecto son ciertas. Sí pasó que en alguna oportunidad se tomó las 12 pastillas de mi abuelo en vez de darselas a él. También es cierto que una vez arrancó de una bomba con la manguera de la gasolina aún pegada al carro. No es mentira que en una oportunidad salió de su casa pensando que su carro tenía un sonidito de campanita extraño para luego descubrir que llevaba la reja del estacionamiento guindanda del maletero del carro. Es verdad que una vez fue a buscar las fotos carnet que había ido a tomarse el día anterior para descubrir que había pagado y se había ido sin posar para la foto. Su historia más legendaria no la voy a contar por acá, pero involucró a mi pobre abuelo, que estaba minusválido, un curioso aparato llamado pato, y el baño de su casa. Está claro que mi abuela es una persona extremadamente despistada. Eso sí, despistada para las cosas que le convienen. Entrar en su clóset requiere una clave que solo ella conoce, pues es ahí donde ella esconde su cosas más preciadas: bolígrafos, caramelos, llaves de puertas olvidadas y otras cosas sin sentido. Las combinaciones exactas solo las sabe ella, pero es algo como: subes 2 camisas, atrás un pantalón, bajas 3 medias, un pañuelo a la derecha y listo! Ahí está lo que estabas buscando. Nada fácil. Ella dice que el día que se muera lo que vamos a hacer es reirnos en el velorio acordándonos de tantas cosas y anécdotas graciosos. No dudo que sea cierto.

Ellas son tan solo la punta del iceberg de mi familia, el principio de mil historias y personajes que conforman parte de la gente que más quiero. Si algo he aprendido en el bosque, es que hay que apreciar y disfrutar a cada uno de ellos y aprender de cada cosa que tienen para ofrecer. Tengo la gran suerte de haber nacido una familia absolutamente buena y bondadosa y por nada cambiaría a ninguno de ellos.



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